Hay otras cosas... --insistió el padre. Y la llama que un momento antes parecía refulgir se apagó de nuevo. David miraba al padre y sintió deseos de huir porque le asaltó un miedo repentino a que su padre hablara de«esascosas»quedeprontoseleantojaronpremonitorias y aciagas y difíciles de aceptar. --Échale una yema en el caldo a ver si se lo quiere tomar... --dijo la madre en la cocina. Un gran suspiro se