en su mirada. --No pasa nada. Estoy muy bien --dijo. Un nuevo brío le impulsaba a hablar. Sus primeras palabras brotaron con un estertor alegre: --Estaba seguro --farfulló. Y continuó con voz más clarayfirme--:EstabasegurodequeDavidadoraba a su hija. Temió que Genoveva preguntara: ¿Por qué? Podía haberle dicho: David fue siempre amado por las mujeres, su madre, su hija, tú. Estaba