a David», abandonó su silencio y dijo: --Es el pequeño. Nunca se duerme hasta el amanecer... III El vendaval venía del Sur. Había arrancado tejas inseguras en los viejos tejados, agitaba los árboles con furia y desgajaba ramas vigorosas. A rachas, la lluvia acudíaenayudadelviento.Erafebrero,martes,las nueve de la noche, pero parecía mucho más tarde. Por las calles oscuras se deslizaba de vez en cuando una sombra inclinada, esquivando de costado el empuje del