, estaba el maletín. --No te extrañe --dije yo cogiendo el maletín y poniendomelo sobre las rodillas--. Los de la agencia nunca pretendieron apoderarse del maletín. Como es habitual, mis deducciones eran certeras y, si tienes unpocodepaciencia,teaclararétodoloque ha pasado. De momento, dejame hacer una comprobación. Abrí el maletín. De acuerdo con mis previsiones, lo encontré lleno a rebosar de billetes de curso legal,