provisionalmente. Después de un largo silencio, durante el que ella no hizo ningún comentario, como yo esperaba, le dije confidencialmente y con tristeza que ya siempre subía yo sola. Pues Santiago, en aquel tiempo, solía tratarme como si fueraunaniñapequeña.Sehabíaalejadodemí,creyendose ya un hombre y menospreciando toda complicidad conmigo. Y me pareció entonces, de pronto, que Bene ya no me escuchaba. Se había detenido ante una de las ventanas