irritada: --Si no te gusta Bene, ¿por qué la traes? --¡No seas tan descarada, Angela! --me respondió. --Pero ¿por qué la has traído? --insistí. --Eso preguntaselo a tu padre --me contestó mientras sealejaba. Y, cuando, poco después, observé a mi padre saludando a Bene, no comprendí sus palabras. Pues para mí era evidente que él acababa de conocerla en aquel mismo