brotaba el manantial en un hoyo clarísimo, donde el agua rebosante sólo se dejaba notar por las ondulaciones del afloramiento. Ya se podían comer las uvas y aunque las tardes, lentas y doradas, eran todavía de verano, los crepúsculos derramaban ya unaotoñalmelancolía.Elpueblohabíadescansadode la cosecha y se aprestaba para la otra gran faena en la rueda del año: la vendimia. «¿Por qué recuerdo aquello, Brunettino, como si estuviera allí cuando joven
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DESCANSARI.1 - Permanecer sin hacer esfuerzos. Reposar