lo resuelve todo! Y más stacca que nunca... Pero ya no me extraña; no es el blandengue del marido quien riega esa flor.» Subiendo en el ascensor envuelve sus compras en el papel de la farmacia, para que las plantas salvadoras burlenloscontrolesdeAndreayderrotenal dottore. «En la guerra, engañar al enemigo, Brunettino mío.» El viejo de pelliza campesina y anticuado sombrero, que durante unos días dirigió la poda en el jardín