de su bata, acomodandose más recta en la butaca. Se dispone a seguir hablando cuando suena la puerta del piso. El viejo asoma con gesto contrariado que se torna jubiloso al ver al joven. - ¡ Ah, Valerio! Menos mal que se te ocurrió subir...Perdona,olvidéqueerahoy...¡Estacabeza mía! ¡ Vamos, vámonos corriendo! ¡ Qué dirá el profesor! ¡ Aprisa! El viejo es un torbellino que deja a Andrea