. Sólo que entonces era la cabeza de Lambrino, sus ojos desorbitados y sus lastimeros balidos; ahora es Brunettino enmudecido, velada su mirada por unos párpados casi transparentes, como de mármol yacente. Le habían pedido al viejo, momentos antes, que sujetaraalniño,perosenegóviolentamenteatamaña complicidad y se retiró hasta la puerta, apoyandose en la jamba para que nadie saliera sin rendir cuentas de lo que ocurriese. Desde ese momento su mano oprime la
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NEGARII - Rechazar o no querer realizar una acción