visitar a Hortensia diciendo que se va al club. «También, ¿qué necesidad tengo de disculpas?», se reprocha. «Yo hago lo que me da la gana.» Cierto, pero precisamente le da la gana de no hablar deHortensia;esmásdivertidoocultárseloalaAndrea. Con esa idea tranquiliza su ánimo, convenciendose de que nadie le controla. ¿Han pasado antes por este mismo sitio? El viejo lo ignora. En la