, cuando subamos a verla...» Se le ocurre que son sueños y los aleja de su mente. Pero ¿por qué sueños? En realidad está salvando al niño; ya tiene la carita un poco más de mayor yesonoesunsueño,aunqueAndrealonegase ayer cuando se lo hizo notar. Acabó reconociendolo, si bien lo atribuyó al catarro, que le había chupado un poco las mejillas al pequeño. «¡Tonterías!, es