mira a su padre con asombro. «¿Tanto interés tiene?» Vuelve a consultar el reloj. -Milán queda lejos, padre... Por favor. El viejo se alza lentamente del banco, sin apartar los ojos de la pareja. -¡Lesenterrabancomiendo!-murmuraadmirado... Al fin, a regañadientes, sigue a su hijo. A la salida el viejo toca otro tema. -No te ha ido muy bien con el director del museo,