estoy en vilo; nadie sabe lo que puede ocurrírsele a ese hombre. A veces hasta parece que no anda bien de la cabeza. -Pues él debería reprimirse, viviendo en su casa... ¿Cómo lo consiente su marido? -Nopodemoshacernada...Seestámuriendo. -¿Su suegro? ¿Con ese genio y esos modos? -se pasma la frutera. -Un cáncer. La palabra fatídica deja helada a la asistencia. Hasta la