siguiente, llegué a Sevilla, supe que si tú te hubieras quedado vagando por algún lugar de este mundo sería en aquella ciudad, hecha de piedras vivientes, de palpitaciones secretas. Había en ella un algo humano, una respiración, un hondo suspiro contenido. Yloshabitantesquealbergabaparecíanemanadosde ella, modelados por sus manos milenarias. En un barrio umbrío, donde los cegadores rayos de sol entraban tamizados por las sombras, se hallaba tu casa, construida según