sus sermones. Sonríen, cómplices, justo cuando Anunziata asoma. -Niña, que no has venido aquí a jugar con el chiquillo. Simonetta lo pone en brazos del viejo, al que dedica un guiño, y sale mientras exclama: -Ahoramismo,tía.Dejamequitarmelasbotas nada más. Descalza en sus calcetines gruesos, como la otra vez, aparece en la cocina cuando Anunziata avisa para comer. El viejo se ha empeñado en almorzar con
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QUITARI.1a - Dejar de vestir [lo que se lleva puesto]