Ya puedo...! La felicidad, tan inmensa que le duele, anega sus palabras. -¿Más café, papá? Los dos en la cocina, desayunandose. Al lado, en el baño, ronronea la máquina de afeitar de Renato. Pasadalafiesta,sereanudanlasprisasmatutinas.Con la cafetera en el aire, Andrea se impacienta. -Sí, gracias... Y no me vuelvas a llamar «papá». -Lo siento. Siempre
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REANUDAR - Continuar un proceso que se había interrumpido