eché a la partida por eso; fue que los alemanes mataron a la Salvinia en su molino. Sí, hijo, mataron a aquella grandeza. ¡Y de qué manera, niño mío, de qué manera! En frío y peor que fieras. No eran hombres, nomerecíantenermadre.Matar,bueno,pero aquello no. Ni se le puede contar a un inocente como tú... » La palabra se le estrangula en el pensamiento como voz en su