demás, no me importaba demasiado que el comisario Flores supiera de mi derrota, porque no creía que le faltara tanto para la jubilación como para ponerse a seguir mi rastro a todo lo largo y ancho de un continente que tengoporvastoyremoto.Traslocualnorestaba sino dar las buenas noches y emprender la Emilia y yo nuestros respectivos y divergentes rumbos. Y como siempre he sido de natural sensible y con el decurso de los años este rasgo de