Texto contextualizado: |
casi de noche. La luz cenicienta de aquellos momentos iluminaba el rostro de la muchacha, enmarcado en un pañuelo rojo, bajo el que había recogido su pelo negro y rizado. Guardaba silencio, pero sus ojos centelleaban al mirar a Santiago. Y no es que su mirada se agrisara al dirigirla a mí, es que a mí ni siquiera me miraba, como si no hubiera reparado en mi presencia. Parecía que yo no participara realmente en aquella reunión, que había esperado con tanto entusiasmo. Pero al fin, en |
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