la cafetería, pronunciar la contraseña, recibir el maletín y salir arreando. --Aunque a la hora de la verdad --dijo-- me asaltó el miedo y abandoné la empresa. De no haber sido por tu tozudez, no estaríamos metidos ahora en este lío. --Eso--repliqué--,ahoravoyaseryoelresponsable de lo que le pasa por su mala cabeza. ¿No se da cuenta de que probablemente son los destinatarios del maletín los que, furibundos, trataron de asesinarme