a la Emilia--. Yo me voy a la estación de metro más cercana a ver si encuentro un banco libre y puedo descabezar un sueñecito. Me preguntó si no tenía otro lugar adonde ir y le confesé que tal era, en puridad, mi situación, a lo quereplicóellaqueensucasahabíaunsofáde regulares dimensiones y que me lo ofrecía de mil amores. Acepté el ofrecimiento, como cabía esperar, con tanta prontitud como reconocimiento y sin más