la Emilia aparcó el coche frente a su casa. Más por hábito que por necesidad oteamos el horizonte por si algún coche sospechoso montaba guardia. Sólo el coro de los televisores alteraba la quietud del vecindario. La Emilia apagó el motor, aferró con ambas manoselvolanteatrancadoyrecorrióconlamirada la distancia que había entre mis ojos adormilados y el maletín que sostenía sobre las rodillas. --Y ahora, ¿qué? --preguntó. --Ahora te quedas con
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RECORRER - Atravesar un espacio por toda su extensión