La verdad es que te aburres con nosotros y, además, no sé por qué tenemos que ir a todas partes juntos. --Pues si no quieres ir conmigo, ¡quedate tú en casa! --¡Bah! --me respondió él con su mayor desprecio y continuóafilandoelpalo.Enaquellosmomentosdeseé retirarme y dejarles solos, pues sin duda eso era lo que él quería. Pero no lo hice, porque estaba segura de que se cernía sobre mi hermano una amenaza tan confusa