donde viven los pescadores y donde cada día hacíamos la compra. Me acordaba de ti; era fácil situarse en Ibiza y añorar su sol y el olor dulzón de las higueras y los almendros de nuestro huerto. Todavía conservo en la piel el colordeeseverano.Todavíaconservoenlamemoriatu voz cargada de entusiasmos y de mensajes: «Hay que tener libres las manos, limpio el corazón y la cabeza.» Te veo ahora y me parece que estás «perdido en una