tedescos. Eran los amos, ¿recuerdas? Tenían los aviones y los tanques. ¿Y qué? Pudimos. Teníamos el coraje, la montaña y la noche. En la montaña desaparecíamos, en la noche nos echábamos sobre ellos como lobos... y a fuerza decorajelosdestrozábamos. La voz inapelable añade: -Esa es la verdad. El día es de los que mandan sí. Pero la noche es nuestra. En el muerto silencio de la casa sólo