me respondió el señor con altanería. --Orden de la gerencia --dije yo bajando la voz--. Hemos tenido quejas de otros clientes. Sin atreverse a rechistar, que bien negra debía de tener la conciencia, se metió el desaprensivo en lahabitaciónysepusoarebuscarenunamaleta que tenía abierta en el suelo. La mesa de despacho y el resto del mobiliario ocupaban idéntico lugar que la víspera, lo que no me chocó, porque no había