descubre, de repente, en Dallanotte la misma sonrisa de don Gaetano, el médico de Catanzaro, cuando hablaba con la gente. A éste le falta el cigarrillo pegado al labio, pero la sonrisa es la misma: valiente y dolorida. Indefiniblemente humana. Elviejovienededormiralniñoysesienta en su sillón duro, frente a la ventana. Suena el teléfono y Andrea lo coge: -Papá... Digo, abuelo, es Rosetta. ¿ Le
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DORMIR.1 - (Hacer) Entrar en un estado de reposo y suspensión de la conciencia