niebla. --¡El monasterio! --gritó don Plutarquete. Aguzamos el oído para determinar de dónde provenía el tolón tolón y decidimos de común acuerdo que el monasterio debía de caer a la derecha, un poco más arriba y a corta distancia del punto en que noshallábamos.Reanudamoslacaminataconredoblados bríos y tras varias peripecias orográficas que sería reiterativo pormenorizar avistamos, entre girones de niebla, los muros mohosos de una mole de piedra cuyos perfiles las condiciones climatológicas no
LAB:225.06
REANUDAR - Continuar un proceso que se había interrumpido