te lo vengo diciendo. Verás: tu abuela Rosa estaba loca por mí, yo era el rabadán de su hacienda. Subía a la montaña en mi caballo, daba gloria montarlo y pocos pastores jineteaban entonces. Pero su padre no me quería para yerno, y tampocomedespedíaporquelosganadosnoselosllevaría nadie como yo, que a bien saber y bien mandar no me ganaba ninguno... Así que estábamos todos a verlas venir, esperando por dónde torcería la vida.
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DESPEDIRII - Echar del trabajo rescindiendo un contrato