mi mujer, ¡ ni una! --No hará falta disparar, Bruno --asegura Ambrosio--. Nadie te quiere mal en el pueblo ahora. --O nadie se atreve a decirlo --presume el viejo. --Eso es, o no se atreve. Elviejoseencogedehombros,desdeñoso.Luego se dirige a Zambrini con expresión solemne. --Tú pensarás que estoy loco, Mauro, porque voy a durar muy poco. Ya te lo habrá dicho el Dallanotte.