ellos mismos tienen grasa hasta el cogote, una grasa pesada, negra, visceral, porque con ésa van cubriendo todo el interior de la máquina, frotandola, acomodandola en los menores intersticios, dispuestos a chirriar ríspidamente, redondeando losángulosconunacapamullida,gruesa;forrando los intestinos de la locomotora con este nuevo líquido amniótico que la suaviza y la vuelve dócil. La grasa nunca se ha visto como cosa sucia en el taller, al contrario, es