Rosa acuclillada para dar paso a ese amasijo de carne: su hijo, ahora sí que el de sus entrañas porque al salir la había vaciado; allí estaba la carne en pedazos como la que el carnicero cortaba con tanto placerparalosperros,"démelamaciza"estipulabaHilaria "y envuelvamela bien para que no escurra" y el carnicero la amontonaba en varias hojas de periódico, apretandola en un tubo, así como Mónica había alisado la cobija