puso su silbato de bronce, él mismo escogió el sonido grave: "Déme un silbato pero que suene bien bonito para mi Prieta, porque tengo una Prieta muy tres piedras". El día en que le tocaba hacer elrecorridollegabaconlaaceitera,elcojínparaevitarle lo caliente al asiento cuando la máquina queda del lado del sol, el suéter grueso para en la noche, la valijita, el espejo de mano, la linterna. Los otros rieleros reían: