: "¡Diego! ¡Diego!" cómo solía llamarte, simplemente porque desde la escalera atisbo ese saco colgado cerca de la puerta y pienso que estás sentado frente a la estufa o miras curioso por la ventana. En lanocheescuandomedesmorono,todopuedoinventarlo por la mañana e incluso hacerle frente a los amigos que encuentro en el atelier, y me preguntan qué pasa contigo y a quienes no me atrevo a decir que no he recibido una