piernas en torno a sus ardores así como la Teresa aprisionaba las suyas de suerte que al despertar sólo les quedaba volverse el uno contra el otro. Podía predecir hasta su mínima convulsión: "Ahora se va a estremecer porque llegarán los del taller y los martillazos en el yunque resuenanentodalalámina;yomismolosvoyasentir aquí adentro, dentro de ella. En un momento más entrarán los paileros y con ellos el superintendente, y ella se va a aflojar, complacida". Antes, Pancho tenía la costumbre