los candelabros, los encendí con la lámpara votiva que ardía frente al sagrario, le di uno a ella y me quedé con el otro yo. --Tú busca --le dije-- por la cocina, la alacena y elcuartodeplancha,silohubiere.Yo,prevaliéndome de mi masculinidad, iré a sonsacar a los monjes. Dentro de una hora nos reunimos aquí y nos contamos qué hemos descubierto. ¿De acuerdo? Me miró de arriba abajo,