Texto contextualizado: |
no pude menos de establecer una dolorosa comparación entre semejante edén y la cocina del manicomio con su imperecedero hedor a organismos fermentados, aunque debo decir, en honor a la verdad, que en el santuario de la gastronomía en el que momentáneamente me encontraba percibí a un cocinero que se refrescaba los pies en un perol de vichyssoise. Atravesamos la cocina sin que nadie nos diera el quién vive y salimos de ella, no por unas puertas batientes que seguramente daban al comedor, sino por |
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