Resumiré diciendo que el Gobierno, pese a su reconocida y encomiable firmeza, está dispuesto a pagar el rescate. Una suma, dicho sea de paso, tan exorbitante, que para reunirla hemos tenido que echar mano de cuentas corrientes cuya mera titularidad, deconocerse,haríarodarcabezas.Asídecomplejos son los parámetros de nuestra realidad política. Si voy demasiado aprisa, levanten la mano. ¿No? Bien, continúo. La entrega del dinero ha de efectuarse