que no os ha visto nadie? Los dos esbirros prorrumpieron en reiteradas protestas y el jefe, convencido de que la operación se había llevado a cabo limpiamente, indicó al chófer que se saliera de la carretera y se parara en un lugar discreto. Cumplidas las instrucciones, cuatro manosprocedieronadesatarme.Meincorporécomo buenamente pude y me encontré, a un palmo de mis ojos, con el rostro siempre jovial del comisario Flores, a quien ya conocerá quien sea reincidente en