Texto contextualizado: |
París. Eramos muchos los rusos que arribábamos a la Gare du Nord. Diaghilev viajó el mismo día que yo y Zadkin tomó el tren una semana antes. Veníamos casi un ruso por día, un ruso anhelante, deslumbrado por el fulgor de París. Con mi modesta herencia pude alquilar un estudio-habitación con cuarto de baño minúsculo y cocinita sin ventilación, pero estaba yo mejor que muchos de mis compatriotas. Poco tiempo después habría de venir la tía Natasha, mi única relación familiar en |
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