Ausencia, le encargo a mis perros, a la Violeta, a la Blanquita, al Seco, a todos mis buenos perros callejeros, a todos mis pobres animalitos. ¡Que no se vayan a meter a la basura! ¡Que no les vuelva a dar roña! Ausenciaasintióconsunarizesponjosadeporosmuy abiertos, con las puntas de sus pies vueltas hacia dentro y su viejo pelo canoso cayendole como cortina sobre la cara y los hombros. No lloró, al menos no hizo aspavientos