. La enfermera siguió caminando, pero al ver mi rostro regresó sobre sus pasos. --No es nada. Como no podía moverme, me jaló de la manga. --No es nada, es uno de los ponis. Seguí paralizada. --Comoloscaballerangosnolosasean,asíandanlas bestias en el parque. ¿Para qué las pelan si el señor no se da cuenta? Hace meses que nadie los acicala. Son cinco los ponis y los cinco están igual. (Se acercó familiarmente,