niña! Mónica reblandecida por el sueño, se irguió poco a poco en la cama. --¡Ay, niña! ¡Aaaaaaaaaaaaaaaay! La joven abrió bien los ojos. Frente a ella, Hilaria comenzó a tronarse los dedos. --¡Ay,niña,vengausted,apúreseusted,vengapero ahorita! Vamos al cuarto de la canija de Rosa. Que no la oiga su abuelita. Hilaria le tendió la bata, acercó las pantuflas, bajaron por