pasajeros de trajes arrugados por una noche de viaje ni le llegan los gritos de los viandantes que izan sus canastas de ventanilla en ventanilla. En la noche tampoco subió el calor, no necesitó el cojín ni la aceitera y tampoco le chorrearon hilos desudornegroalsegundomaquinistaquiendurmió muy tranquilo, acostumbrado a las maneras de Pancho. Y sin embargo, Pancho, inquieto, lo despertó en varias ocasiones: "Orale que yo a ésta no le sé el modo". Con
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DORMIR.1 - (Hacer) Entrar en un estado de reposo y suspensión de la conciencia