el así designado acababa de entrar y trituraba inadvertidamente los fragmentos de la tetera mientras me mostraba un extraño atavío. --Es un quimono de mandarín que me pongo las noches de reveillón --nos explicó mientras yo me lo probaba--. El original es de seda carmesí, pero yo preferíuntergalazulmarinomássufridoymásfácil de planchar. Fíjese usted, señorita, qué bordados más primorosos en la espalda y las mangas. Lástima que al caballero le quede un poco pequeño.