amortiguar el impacto que de los aires venía. Y entonces sucedieron varias cosas a la vez. En primer lugar, el técnico al que habíamos dado por muerto y que, a dios gracias, no lo estaba, volvió en sí, se levantó del suelosinqueyomepercataradeello,semeacercó sigilosamente, me dio un empellón y dijo: --Pero, hombre, ¿qué ha hecho usted con los controles? --Se nos va a caer el satélite encima --le notifiqué.