las escuchó. --Magda, ¡sube inmediatamente! "Salieron a la calle --pensó-- esto sí que ya es demasiado" y descendió de cuatro en cuatro la escalera, cepillo en mano. En el jardín las niñas seguían correteándose comosinada,elpelodeMagdavolabacasitransparente a la luz del primer sol de la mañana, un papalote tras de ella, eso es lo que era, un papalote leve, quebradizo. Gloria, en cambio, con sus chinos cortos y casi pegados al