evidenciar así su rechazo de la injusticia, su indignación ante la intromisión materna... Pero en aquel momento la madre le pedía el plato con la mano alzada, perentoria y temblorosa de ira todavía. «No importa --se dijo David--, no importa. Hayotrasformasdevengarse.»Yofrecióelplato a la madre, que lo llenó hasta los bordes de deliciosos puerros en vinagreta, tiernos, jugosos, blancos, como a él le gustaban.