. Por eso no deberá extrañar que halle en la espada punta abajo de Isabel de Trastámara una especie de venganza contra Nancy Reagan confundida con la venganza contra el poder íncube que ella como súcube sustenta. Ni tampoco ha de confundirsevenganzaconremedio,yaquesiIsabelnosvenganolohace al fin sino con armas masculinas como lo son las del poder, o sea las mismas que a la postre han hecho súcube a la otra; pero mientras la fuerza y el poder sigan siendo la medida de todas las cosas, bien puede perdonársenos